LA INFANCIA y EL ALUD NAVIDEÑO DE REGALOS
El fenómeno del aluvión de regalos (y claro, de juguetes) en estos días navideños, afecta en especial a la infancia, siendo la principal "víctima" del regalo indiscriminado de muchos "bienintencionados" adultos. Así, en los días de Navidad o de Reyes, la sobresaturación convierte muchas veces el instante de la gran ceremonia de la apertura de paquetes que vive el niño, la niña, en un automático rasgar, mirar y dejar a un lado. No hay disfrute, no se saborea la sorpresa recibida…
Hay una serie de factores que están determinando este sin sentido que "descoloca" a los menores (y que primero afecta, intoxica, a los adultos):
- El consumismo exacerbante que rodea al sistema de vida de nuestra civilización, donde es difícil sustraerse a la compra compulsiva de "lo último".
- La presión sutil pero firme "del otro" (vecino, compañero de trabajo, familiar) que puede permitirse otro grado de gasto y exhibe sin pudor, incluso con presunción, su flamante adquisición o regalo…
- Las vías de comunicación de los mensajes que no solo invitan al consumo, lo "exigen" presuponiéndonos mediocres si "no compramos", si "no poseemos".
- Los pagos a crédito, que demoran "el castigo" del coste, del pago, hasta 3 meses o más.
- La escasa educación en consumo responsable y en otros órdenes de vida sostenible.
- El deseo de ser "+ queridos" por nuestros seres queridos.
Respecto a esta última consideración o factor determinante, dice el gran Francesco Tonucci (autor de la viñeta que precede a la lectura de este texto) que:
Los padres pensamos que podemos pagar con juguetes nuestro sentimiento de culpabilidad por no poder dedicar más tiempo a nuestros hijos, pero lo único que conseguimos es hacer de nuestros hijos "propietarios de juguetes"
En buena parte de los casos así sucede. Los adultos olvidamos algo que solemos aconsejar los psicólogos o psicólogas en el asesoramiento a las familias: más que la cantidad, la calidad es lo importante: en el tiempo de dedicación al hijo/a pero también al tipo de regalos pensados para ellos (calidad no es = a coste del regalo, sí es = a oportunidad, necesidad, edad…)
En este post no daremos consejos, pues en su mayoría están dichos y son conocidos por los progenitores contemporáneos. Todos tienen que ver con la REFLEXIÓN sobre el tipo de calidad que acabamos de señalar para los regalos. Además, hay algo incontestable: los hijos se conformarán con los regalos que les hagamos si antes, desde lo más temprano de su edad, se han venido habituado, conformado, a nuestro estilo de vida, posibilidades económicas y valores.
Nuestro grado de COHERENCIA entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos, será la mejor vacuna para esta esplendorosa época navideña….y, por supuesto, para el resto de sus vidas.
A.C. Psicólogo (Diciembre 2018)